
Latinoamérica, cuna del realismo mágico, continente de los idiomas, de aquel primer lenguaje de cerámica y lluvia y del otro que irrumpió, con la cruz y espada:
"los conquistadores torvos ‘se lo llevaron todo y nos dejaron todo… se llevaron el oro y nos dejaron el oro…’ nos dejaron la lengua" – decía Pablo Neruda
Hoy somos el cóndor alimentándose de alturas sudamericanas, bebiendo la sed de los saltos que entre las cordilleras recuerdan las sílabas alfareras de los primeros pobladores de sudamérica.
Hay sitios que fueron construidos por el canto, lugares que se recuerdan por las canciones, ¿Acaso no conocemos todo el puentecito de los suspiros, gracias a Chabuca Granda?
Hay cantores que bautizaron épocas con sus canciones, ¿Acaso Víctor Jara, no bautizó a una generación de mujeres con el nombre Amanda?
Y el escritor uruguayo Eduardo Galeano, nos dice algo de el amor en la amazonas:
En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo que tenían entre las piernas.
-- Te han cortado?-- preguntó el hombre.
-- No -- dijo ella --. Siempre he sido así.
El la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta.
Dijo:
-- No comas yuca, ni plátanos, ni ninguna fruta que se raje al madurar. Yo te curaré. Echate en la hamaca y descansa.
Ella obedeció. Con paciencia tragó los menjunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos. Tenía que apretar los dientes para no reírse, cuando él le decía:
-- No te preocupes.
El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en una hamaca. La memoria de las frutas le hacía agua la boca.
Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos de euforia y gritaba:
-- Lo encontré! Lo encontré!
Acababa de ver al mono curando a la mona en la copa de un árbol.
-- Es así -- dijo el hombre, aproximándose a la mujer.
Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas, invadió el aire. De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían vapores y fulgores jamás vistos, y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses.
Mujeres. Eduardo Galeano.
Dioses que quedaron huérfanos de hombres, las sílabas de adobe sólo escuchan al silencio, la herencia inca, guaraní, mapuche, pilagá, wichi, ona…idiomas que son los vientos. Latinoamérica pelea por su cielo perdido, el continente quiere recuperar la sagrada música de las selvas, el amarillo fervor de sus arenas, la blanca prepotencia de sus cordilleras, porque América es joven
CONDUCCIÓN: ROBERTO GÓMEZ RAGOZZA Y MARÍA FERNANDA HERAS
OPERACIÓN TÉCNICA: MÁXIMO VARGAS
PRODUCCIÓN GENERAL: FABIANA ÁLVAREZ
TEXTO Y GUIÓN: PEDRO PATZER
IDEA: COORDINACIÓN RADIO NACIONAL FOLKLÓRICA
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