
El pianista criollo hunde sus dedos en la melodía, y en realidad se sumerge, en el jazmín según la abuela, en lo que sueña el zafrero, en los caminos que deja atrás el arriero.
Marcelo Perea repasó comarcas en sus dedos, Perea, delató, con la complicidad de su piano, los misteriosos secretos de La siete de Abril, de Andrés Chazarreta.
Si hoy hablamos de pianistas criollos, lo hacemos sin duda, porque cierta vez, un hermandad santiagueña, decidió ponerle a la habitual música del patio de querencia, el antiguo susurro del piano.
Si hoy hablamos de pianistas criollos, lo hacemos sin duda, porque cierta vez, un hermandad santiagueña, decidió ponerle a la habitual música del patio de querencia, el antiguo susurro del piano. Comencemos con el saludo musical, con que esta hermandad santiagueña se presentaba Adolfo Ábalos, Saludo Musical de los Hermanos Ábalos.
A los 19 años, Hilda Herrera conoció a Yupanqui. Desde ese momento, intentó, llevar el lenguaje Atahualpa al piano; los cerros bayos, los payadores perseguidos, los ponchos crepusculares, la aloja, las piedras y los caminos.
La tierra abriga, cuando la música de Yupanqui se enciende, y con ella, los pajonales, y las aguas escondidas; el viento blanco y la noche de los pobres. El río que se pierde lentamente en el horizonte. ¿Cuánto Atahualpa cabe en el piano de Hilda Herrera? Acaso, lo que un arriero en la soledad de los caminos.
Cada vez que el “Cuchi” Leguizamón, se sienta al piano, el mundo parece estar un poco más afinado
En un piano puede producirse una reunión cumbre, un encuentro inolvidable, la poesía de Jaime Dávalos, la música de Eduardo Falú y la interpretación de Waldo de los Ríos
Ariel Ramírez, artista que ha sido varias veces visitado por las musas criollas; músico que logró melodías que lo trascenderán, silbidos que lo supervivirán. En esta oportunidad, su piano insurgente, traduce el blanco pentagrama de las cordilleras, y susurra El Cóndor Pasa.
¿Será el malambo un idioma, una religión, un eclipse de los pies, una aurora perdida en los desiertos, será el malambo, una lluvia olvidada en la pampa, un otoño prestado en el amor, el vino de los mineros? Malambo Libre, en el piano de Lilian Saba.
Lito Vitale es Lito Vitale, hará falta decir algo más del artista que cobijo en su piano ese profundo sentimiento, Ése Amigo del Alma.
CONDUCCIÓN: ROBERTO GÓMEZ RAGOZZA Y MARÍA FERNANDA HERAS
OPERACIÓN TÉCNICA: GLORIA SARMIENTO
PRODUCCIÓN GENERAL E INVESTIGACIÓN: FABIANA ÁLVAREZ
TEXTO Y GUIÓN: PEDRO PATZER
IDEA: COORDINACIÓN RADIO NACIONAL FOLKLÓRICA
La tierra abriga, cuando la música de Yupanqui se enciende, y con ella, los pajonales, y las aguas escondidas; el viento blanco y la noche de los pobres. El río que se pierde lentamente en el horizonte. ¿Cuánto Atahualpa cabe en el piano de Hilda Herrera? Acaso, lo que un arriero en la soledad de los caminos.
Cada vez que el “Cuchi” Leguizamón, se sienta al piano, el mundo parece estar un poco más afinado
En un piano puede producirse una reunión cumbre, un encuentro inolvidable, la poesía de Jaime Dávalos, la música de Eduardo Falú y la interpretación de Waldo de los Ríos
Ariel Ramírez, artista que ha sido varias veces visitado por las musas criollas; músico que logró melodías que lo trascenderán, silbidos que lo supervivirán. En esta oportunidad, su piano insurgente, traduce el blanco pentagrama de las cordilleras, y susurra El Cóndor Pasa.
¿Será el malambo un idioma, una religión, un eclipse de los pies, una aurora perdida en los desiertos, será el malambo, una lluvia olvidada en la pampa, un otoño prestado en el amor, el vino de los mineros? Malambo Libre, en el piano de Lilian Saba.
Lito Vitale es Lito Vitale, hará falta decir algo más del artista que cobijo en su piano ese profundo sentimiento, Ése Amigo del Alma.
CONDUCCIÓN: ROBERTO GÓMEZ RAGOZZA Y MARÍA FERNANDA HERAS
OPERACIÓN TÉCNICA: GLORIA SARMIENTO
PRODUCCIÓN GENERAL E INVESTIGACIÓN: FABIANA ÁLVAREZ
TEXTO Y GUIÓN: PEDRO PATZER
IDEA: COORDINACIÓN RADIO NACIONAL FOLKLÓRICA
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