
El río Pilcomayo protesta astros a orillas del Chaco boreal, reparte constelaciones de barro, éste hijo de la lluvia, primo hermano del viejo sudor del mundo, escribe con sus letras de agua, la gran copla norteña
¿Cuántos cantos clandestinos surgidos ante la tragedia? ¿Cuánta baguala de emergencia, cuánta copla intentando sobornar a las aguas del Pilcomayo, que arrastran y arrastran los viejos cantos del continente?
¿Las manos de qué dios, la harina de cuántas civilizaciones, las auroras de qué idioma hicieron el pan del Pilcomayo?
Cuanta luna wichi reflejada en sus aguas, cuánto Chaco escondido, cuánta Clorinda misteriosa, cuántas criaturas del Pilcomayo
¿Qué es lo que llora el Pilcomayo? ¿acaso, lágrimas de dioses enterrados, lágrimas del viejo mundo de cerámica y tabaco, llora y llora el viejo río, lágrimas negras, rocío de civilizaciones?
El río Pilcomayo nace en Bolivia, hecho de milenarias lluvias, de ancestrales aguas que rozaron el cóndor y el viejo cielo poblado de las primeras divinidades, aquellas de sangre y guaraní, de quechua y piedra, de miel del sol de Potosí.
Las precipitaciones en la cuenca superior se producen en el lapso comprendido entre mediados de diciembre y mediados de marzo, durante este periodo el agua caída representa el 90%, lo que da origen a grandes crecientes e inundaciones
El Pilcomayo ha sido testigo
de cómo el arco iris se ha copiado de los ancestrales tejidos;
El Pilcomayo ha sido testigo
de cómo los vientos planetarios han emulado los antiguos bailes de una raza;
El Pilcomayo ha sido testigo
de cómo los árboles imitaron las primeras plegarias de aquellos hombres de maíz y cielo
La eternidad del Pilcomayo da testimonio: kilómetros en los que las aguas besan la tierra boliviana y sus altos secretos
kilómetros en los que las aguas calman la sed guaraní de Paraguay,
kilómetros en los que las aguas lamen las orillas del Chaco profundo, de esa Argentina descalza y latente, Argentina desdentada y orillera, Argentina a orillas del Pilcomayo
El río Pilcomayo posee un idioma escondido, lenguaje de arena y sed, verbo de luna de piedra, ojos de cobre que reflejan los humildes sueños de los ribereños
El Pilcomayo balbucea siglos, denuncia antiguos días, recupera los primeros murmullos de esta tierra
hondos escritos de agua, barro y piedra; millares de pies de indígenas, que celebraron el bautismo de este continente en el Pilcomayo, antes de que el río de los pájaros y cualquiera de América tuviera nombre o Dios
El Pilcomayo a veces está lastimado de pobreza, a veces herido de belleza, otras tantas el Pilcomayo muere, y hay quien lo resucita en su voz
¿Cuántos sudores se han confundido con el rocío del Pilcomayo? ¿Cuántas lágrimas de guerreros y caminantes, cuántas lágrimas de indígenas que vieron morir a su pueblo confluyeron en éste viejo río? ¿A cuántos hombres les ha saciado la sed el viejo Pilcomayo?
NARRACIÓN: SILVIA BARRIOS, ARTISTA MESTIZA
LOCUCIÓN: S. M. TOVARICH
EDICIÓN ARTÍSTICA: ALEJANDRO CAROSELLA
GUIÓN Y TEXTOS: PEDRO PATZER
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: MARCELO SIMÓN
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