
Tal vez los vientos de su Santiago del Estero y un accidente que lo mantuvo ciego durante año y medio, le hicieron aprender a tocar la armónica, a decir verdad, Hugo Díaz aprendió a tocar el mundo con ese instrumento, halló en él un idioma para decir con belleza, arrabales y páramos; desiertos y flores de chacareras. Autodidacta, apenas sus padres le regalaron la armónica, Hugo, alcanzó en sonidos, ese paisaje musical llamado Zamba de Vargas, por entonces no sospechaba, que pocos años después, compartiría escenario con Atahualpa Yupanqui, Marta de los Ríos, Margarita Palacios, y todos los grandes artistas de la música popular argentina.
Hugo Díaz, concursó en Viena, salió en segundo lugar, le negaron el primero por no saber teoría musical, Hugo Díaz sonrió, pensó en el pentagrama natural de su comarca, en los instrumentos que el hombre no puede fabricar, pero que la naturaleza ejecuta a la perfección: ¿Acaso el canto del montaraz, puede ser trascripto en un pentagrama? ¿Acaso el perfume de la Poma, cabe en una armónica?
Hugo Díaz ha contribuido a que el aire de aquí tenga la fuerza necesaria para crear tempestades en los corazones de los artistas populares, que siguen las huellas, que las melodías de Hugo ha impreso en el camino, como Alfonsina, que sigue escribiendo versos de arena, cada vez que la armónica de éste santiagueño, la retrata desde la memoria de la melodía
Las enciclopedias sostienen que Hugo Díaz, murió el 23 de octubre de 1977, sin embargo, el quejido de su armónica, cada vez es más joven en el mañana.
CONDUCCIÓN: ROBERTO GÓMEZ RAGOZZA Y MARÍA FERNANDA HERAS
OPERACIÓN TÉCNICA: GLORIA SARMIENTO
PRODUCCIÓN GENERAL E INVESTIGACIÓN : FABIANA ÁLVAREZ
TEXTO Y GUIÓN: PEDRO PATZER
IDEA: COORDINACIÓN RADIO NACIONAL FOLKLÓRICA
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